31.1.09

Italia '90




Pocos eventos generan tanta expectativa como un Mundial de fútbol. Cada cuatro años, es el tema de conversación de los programas deportivos, los magazine, el tachero, el verdulero y Doña Pocha, la señora de ruleros, panza tan abultada como su edad y que baldea la vereda los domingos temprano para ver que adolescente llega esquivando baldosas. En definitiva, un mes en el que hay un país lleno de entrenadores.

Como tal, quedará en la historia lo que pase dentro de la cancha, la canción, la ropa, la ceremonia de inauguración y la final. En todos estos aspectos, de los 18 ya disputados entre 1930 y 2006, no hay ninguno que quede tan marcado para los argentinos como Italia '90, que dio el puntapié inicial de la década dorada.





En lo futbolístico, un equipo que no llegó del todo bien perdió el primer partido ante un Camerún que entendió por Fair Play lo que Guido Suller entiende por "salí de adelante de la cámara", sufrió la fractura de su arquero, encontró a un Maradona que arriesgaba sus valiosas y lesionadas piernas por la camiseta, y a un jóven Goycochea que se puso el traje de héroe para atajar penales.

Eliminó a Brasil en un partido recordado por la cantidad de llegadas al arco de los garotos, los tiros en los palos, el bidón con "agua saborizada" que tomó Branco. Luego de Yugoslavia, dejó al Italia sin la ilusión de dar la vuelta en su propia tierra y vendió cara la derrota ante Alemania en el último partido, por un penal que sólo vio el señor Codesal y la imágen recordada por todos de Diego puteando a todos los tanos que abucheaban nuestro himno.


Quedará por siempre la película Heroes II, que cierra con los jugadores en la Plaza de Mayo cantando con una multitud que fue a recibirlos, Diego con la camiseta y Pumpido en muletas, mientras suena de fondo el mejor tema músical de todos los mundiales: "Notti Magiche".






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